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Barcelona y Real Madrid se han visto las caras 37 veces en la Copa del Rey, con un balance ligeramente favorable para los azulgranas que se decanta por la mínima del lado de los blancos en las siete finales previas que les han tenido frente a frente. La octava, que debe disputarse hoy en el sevillano Estadio de La Cartuja, viene sin embargo envenenada por la polémica arbitral que enturbió las horas previas de un encuentro que puede marcar un antes y un después para dos escuadras que llegan a la cita con dinámicas y estados de ánimo prácticamente opuestos.
A un lado del cuadrilátero estará el resplandeciente Barça de Hansi Flick, una máquina formidablemente engrasada que lidera la Liga con cuatro puntos de ventaja a falta de cinco jornadas, pisa las semifinales de la Champions y aspira a entronizarse por trigésimo segunda vez en la Copa del Rey. En el otro aparecerá el melancólico Real Madrid de Carlo Ancelotti, que se ha visto apeado por el Arsenal en cuartos de final de la máxima competición continental, está contra las cuerdas en el campeonato de la regularidad y se aferra al torneo del KO para enderezar una campaña que amenaza con llevarse por delante al técnico más laureado de su historia.
Los azulgranas, que sueñan con escribir otro brillante capítulo en una temporada en la que ya le han propinado dos estruendosos repasos a su odiado enemigo en otros tantos clásicos, han llevado la Supercopa de España a sus vitrinas y solo han perdido un partido en los cuatro últimos meses, parten como favoritos de cara a un litigio que puede consolidar la incipiente hegemonía culé o decretar la redención de los blancos.
El 0-4 con el que asaltó el Santiago Bernabéu en la undécima jornada de Liga y el 2-5 con el que se impuso en la final de la Supercopa celebrada en Arabia Saudí conceden superioridad moral a un Barça que llega a Sevilla con velocidad de crucero. Desde que tocase fondo encadenando dos batacazos ligueros en diciembre ante Leganés y Atlético de Madrid, el conjunto azulgrana ha sido prácticamente inabordable. Apenas ha cedido cuatro empates y una derrota en los veintisiete partidos disputados en un año 2025 que le ha colocado a las puertas del triplete.
Con tan intimidatorias credenciales y el deseo de conquistar un trofeo que el rey de Copas no acaricia desde 2021 se presenta el Barça a un envite para el que Flick no podrá contar con Balde ni con Lewandowski. La lesión en el bíceps femoral de la pierna izquierda que sufrió el lateral el 12 de abril en Butarque y el percance en el muslo izquierdo que arrastra el delantero a raíz del encuentro celebrado el pasado fin de semana ante el Celta impedirán a ambos ser de la partida en un choque al que otras piezas clave del engranaje como Koundé, Cubarsí, De Jong o Raphinha llegan con piernas frescas tras la amplia rotación que efectuó Flick en la plácida victoria cosechada el martes frente al Mallorca.
Con un día menos de descanso y muchas más urgencias acude el Real Madrid a una riña en la que Ancelotti se juega buena parte del crédito que conserva. Hace dos años, la Copa del Rey ganada a Osasuna en La Cartuja fue la tabla de salvación del técnico en un curso en el que a su equipo se le escapó la Liga frente al Barça de Xavi Hernández, cayó también en la Supercopa de España ante los azulgranas y fue masacrado por el Manchester City en semifinales de la Champions. Dicho trofeo, que reconcilió a los blancos con la Copa nueve años después, sumado a los éxitos previos, hizo que Florentino Pérez pasase por alto los fracasos de aquella campaña y le diese una nueva oportunidad a Carletto. Sin embargo, la situación actual es más peliaguda. Los números de Ancelotti han empeorado, el vestuario no parece acompañarle como antaño y hay aroma a fin de ciclo.
Para darle la vuelta a este escenario, al hombre de la ceja no le queda otra salida que ganar la final de Copa y poner con ello, quizás, la primera piedra de una remontada liguera que pasaría por hacer un pleno al quince en las cinco jornadas que restan, asalto a Montjuic el 11 de mayo mediante, y aguardar a que el Barça falle, quien sabe si tocado por una eventual debacle en Sevilla. A esa carta apostará todas sus fichas el de Reggiolo, que recupera a Mbappé para un duelo en el que medita sacrificar un delantero para reforzar el centro del campo en busca del equilibrio del que careció en los dos clásicos previos.
Barcelona: Szczesny, Koundé, Cubarsí, Iñigo Martínez, Gerard Martín, Pedri, De Jong, Lamine Yamal, Dani Olmo, Raphinha y Ferran Torres.
Real Madrid: Courtois, Valverde, Asencio, Rüdiger, Mendy, Tchouaméni, Modric, Ceballos, Bellingham, Mbappé y Vinicius.
Árbitro: De Burgos Bengoetxea (Comité Vasco).
Hora: 22:00 h.
Estadio: La Cartuja.
TV: La 1 / Movistar Plus+.
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