La niña de Salamanca que lleva media vida jugando al fútbol y vislumbra un futuro prometedor

«A por la niña, a por la niña».

La historia de Candela está ligada al deporte, a su corta edad compagina con los pies en el suelo ser una de las chicas con mayor proyección de la ciudad, sabiendo que lo más importante es estudiar. Comenzó su relación con el fútbol con solo seis años, también hacía natación, atletismo y gimnasia rítmica, pero tuvo que decantarse por una. Lo tuvo claro, el fútbol. Y pasó de jugar en un equipo rodeada de chicos, ella era la única niña, al Salamanca FF, su actual club.

Manuel, su padre llegó a ver como un «problema» el ser la única chica y ella, aunque conserva muchos amigos, afirma que se sintió «rara» y aunque todo es positivo, el día que dio el paso fue por algo negativo.

«A por la niña, a por la niña», escuchó Manuel, su padre. Era un partido de escolares lleno de niños y Candela intentaba avanzar con el balón. De repente, una de las madres empezó a gritar desde la grada «a por la niña, a por la niña» y tres de los jugadores rivales rodearon a la pequeña. «Ese día lo tuve claro, nos cambiábamos de equipo», reconoce Manuel.

Lleva jugando al fútbol la mitad de su vida. En los recreos solía optar por ese deporte y viendo las facultades que tenía todo el mundo le instaba a apuntarse al equipo del colegio. Estaba en gimnasia rítmica y decidió cambiar de actividad extraescolar. De una mayoría chicas a una mayoría de chicos. «Me gustó mucho más», reconoce. «No me sentía rara, me sentía una más. Al principio jugábamos cuatro chicas y después ya fui la única, lo que era un poco más raro. Si iba a seguir jugando mi destino era estar en un equipo solo de chicas».

¿Y mejor? «La verdad es que sí, pero me da igual. Se juega a lo mismo», responde contundente Candela, cuyas ídolos son Aitana Bonmatí y Alexia Putellas, aunque ella es del Atlético de Madrid.

Además, la versatilidad es una de sus principales características, suele colocarse en la banda, pero si así lo requiere el entrenador ha llegado a ser mediocentro o portera.

Junto a otras tres compañeras de Salamanca, Candela ha sido convocada un año más por la Selección, ya fue el año pasado y siendo un año menos. Con la inocencia de una pequeña que sueñe, porque puede, cosas grandes, señala que ha dedicado «esfuerzo y trabajo» para llegar allí y que sueña con jugar algún día en el Atleti.

«Esos días son divertidos, porque conozco a niñas nuevas y además veo que hay futbolistas de mi edad que también son muy buenas. Eso es bueno, porque así no me creo que soy la mejor. Hay mucha competitividad», dice.

Eligió el fútbol porque le gustaba, también porque era buena, pero cuando se le pregunta qué es lo que le encanta de su deporte... «Por las compañeras que luego son amigas. Yo antes, por ejemplo, jugaba con unas compañeras que era mayores que yo y ahora nos seguimos hablando gracias al fútbol. He conocido a mucha gente, demasiados amigos gracias al fútbol».

Además, tiene el apoyo de su familia: «Siempre me dicen la cantidad de amigos que he hecho gracias al fútbol y que siga, pero que lo primero son los estudios. Si no me va bien en el fútbol, tengo que tener estudios».

Agradecida siempre celebra los goles con todos aquellos que le van a ver, amigos, familiares o compañeras. «Si me vienen a ver se lo dedico», apunta riéndose.

Y finaliza con un mensaje a todas las niñas que empiezan a jugar al fútbol o que todavía se están pensando si es la mejor opción: «Que elijan lo que más les gusta y que se apunten a fútbol, que hay muchos equipos de chicas. Al principio pueden empezar con chicos, pero si se esfuerzan llegará su momento».

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