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Florentino Pérez, presidente del Real Madrid. Juan Medina (Reuters)
El lío de la final de Copa intensifica la guerra del Real Madrid contra el sistema
Copa del Rey

El lío de la final de Copa intensifica la guerra del Real Madrid contra el sistema

El incendio desatado en Sevilla golpea las relaciones del club de Chamartín con la FEF y añade más enemigos a una lista en la que figuran LaLiga y la UEFA

Óscar Bellot

Sevilla

Sábado, 26 de abril 2025, 11:44

Sevilla viste sus mejores galas este sábado para acoger una final de la Copa del Rey que peligró seriamente el viernes. Desde que Ricardo de Burgos Bengoetxea, colegiado designado para dirigir el choque, y Pablo González Fuertes, responsable del VAR, prendiesen la mecha del incendio pasadas las 13:00 horas con una volcánica rueda de prensa hasta que el Real Madrid rebajó las llamas con el comunicado difundido poco después de las 22:00 horas en el que confirmaba su presencia en el duelo ante el Barça, la cita de alto voltaje estuvo a punto de irse a pique en medio de una guerra sin cuartel entre el club de Chamartín y la Federación Española de Fútbol (FEF), que se negó a atender las demandas de los blancos de apartar a la dupla de colegiados elegidos para arbitrar el encuentro pese a considerar desapropiadas y muy inoportunas sus palabras.

El monumental lío desatado comenzó con la intervención de De Burgos Bengoetxea y González Fuertes, quienes aprovecharon su presencia ante los medios de comunicación para quejarse amargamente de las presiones ejercidas por el Real Madrid contra el estamento arbitral a través de la televisión oficial del club. «Cuando un hijo tuyo va al colegio y hay niños que le dicen que su padre es un ladrón y llega a casa llorando, eso es muy jodido», señaló el bilbaíno en medio de las lágrimas. Sin embargo, fue su compañero asturiano quien provocó especialmente la ira del Real Madrid al dejar entrever una predisposición en contra del club de Chamartín. El colegiado, cuya carrera en Primera toca a su fin, aseguró que los árbitros «harán historia» con las medidas que pretenden adoptar para poner término a lo que consideran como una cacería en su contra. «No vamos a seguir permitiendo lo que está pasando. En pocas fechas lo veréis», aseguró González Fuertes.

Esas diatribas cayeron como una bomba en la Ciudad Deportiva de Valdebebas, donde el Real Madrid ultimaba su preparación de cara al encuentro antes de poner rumbo a Sevilla. Fue en ese momento cuando los blancos estallaron y comenzaron a sucederse una serie de acontecimientos frenéticos que pusieron en tela de juicio la celebración de la final de la Copa del Rey. El club que preside Florentino Pérez se puso inmediatamente en contacto con la FEF para exigir que De Burgos Bengoetxea y González Fuertes fuesen apartados de sus funciones para el partido ante el Barça y se designasen a otros colegiados en su lugar, al considerar que las palabras de ambos comprometían su imparcialidad de cara al clásico. El principal señalado fue González Fuertes, al que los blancos veían incapacitado para estar en el VAR.

Sin embargo, la FEF rechazó cambiar de colegiados, al entender que una medida de este tipo socavaría la independencia del Comité Técnico de Árbitros (CTA), lo que llevó el Real Madrid a protagonizar un plantón institucional sin precedentes que amenazó con llevarse por delante la final. Un bofetón en toda regla sellado por dos comunicados, uno de tono enormemente beligerante emitido a las 20:00 en el que el Real Madrid cargaba contra la «animadversión y hostilidad» manifestada por De Burgos Bengoetxea y González Fuertes y exigía su relevo al entender que estaban desacreditados para dirigir la final, y otro más conciliador que llegó pasadas las 22:00 horas en el que confirmaba su presencia en el partido para que no se manchase «un acontecimiento deportivo de trascendencia mundial» y prevaleciesen «los valores del fútbol». Para entonces, el prestigio de la cita ya había saltado por los aires y la imagen de todas las partes había quedado emborronada.

Solo

Lo sucedido en Sevilla no es sino otro capítulo más en la batalla que Florentino Pérez puso en marcha hace tiempo para dinamitar un sistema que no es de su agrado y que Rafael Louzán tiene intención de modificar en cuanto acabe la temporada en curso. En el punto de mira del presidente del Real Madrid están especialmente Luis Medina Cantalejo, presidente del CTA, y Carlos Clos Gómez, máximo responsable del VAR, a quienes pretende relevar a toda costa. Contra ellos iba dirigida la durísima carta que el Real Madrid remitió el pasado 3 de febrero a la FEF y al Consejo Superior de Deportes (CSD) en la que denunciaba la presunta existencia de «un nivel de manipulación y adulteración de la competición que ya no puede ser ignorado» tras el controvertido encuentro frente al Espanyol correspondiente a la vigesimosegunda jornada de Liga.

Pero Medina Cantalejo y Clos Gómez no son, ni mucho menos, las únicas figuras que el Real Madrid ha puesto en su diana. El club de Chamartín tiene abierto otro frente de guerra con Javier Tebas, presidente de LaLiga, que no tardó en salir al paso del terremoto desencadenado en Sevilla acusando a Florentino Pérez de querer controlarlo todo y recordando su larga lista de enemigos. «No le gusta Tebas porque no le hace lo que él quiere. No le gusta Ceferin porque no hace lo que él quiere. No le gusta Louzán porque no hace lo que él quiere. No le gustan los comentaristas de TV porque no dicen lo que él quiere. No quieren que se avance en la reforma arbitral porque no es la que él quiere», escribió el también vicepresidente de la FEF en sus redes sociales.

Tebas aludía así también al enfrentamiento del Real Madrid con la UEFA a causa de la Superliga, un proyecto en el que los blancos se han quedado con el Barça como único aliado, lo que explica el silencio del club de Chamartín en recientes polémicas en las que se han visto envueltos los azulgranas como el 'caso Olmo'.

Dinamitados todos los puentes con LaLiga y con la UEFA, el Real Madrid, luce mejor sintonía con la FIFA y mantenía también buenas relaciones con la FEF, especialmente desde la llegada a la presidencia de Rafael Louzán, que ha venido mostrándose receptivo a las demandas de Florentino Pérez para cambiar el sistema arbitral y le ha dado acomodo en la comisión que debe llevarlo a cabo. Sin embargo, esa 'entente cordiale' se ha visto golpeada por una descomunal trifulca en la Copa del Rey que deja al Real Madrid más solo que nunca contra todos.

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