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100 partidos semanales. 200 equipos. 18 ligas. 4000 licencias.
El fenómeno Futormes en Salamanca sacia la necesidad de todos los amantes del fútbol que, más allá, de vivirlo en estadios o a través de pantallas de televisión, quieren quitarse espinitas individuales con la máxima del trabajo en equipo y el disfrute colectivo. Futormes es la competición en la que todos -porque todos son hombres- son válidos, con independencia de edad, físico o calidad. La suma de muchas cualidades crea las 39 competiciones de fútbol sala, fútbol 7 y 11 que conforman Futormes.
Iban Mulas empezó con el proyecto únicamente, con el objetivo de cubrir un hueco en el fútbol sala salmantino, hoy ha construido un imperio que llegan a organizar cinco personas y que reúne a deportistas amateur todos los días de la semana en distintas instalaciones de la ciudad. Hay primera, segunda y hasta quinta división, con posibilidad de competir entre semana o los fines de sepa, torneos regulares o a corto plazo; hay MVP de cada partido, de la liga e incluso Selección de Salamanca.
«Esto es promoción del deporte. Es disfrute. Es inclusión», comienza a hablar.
«Todo el mundo tiene cabida en esta competición. El único requisito es tener más de 16 años y me consta que hay jugadores de casi 60, incluso antiguos futbolistas de la UD Salamanca. De hecho, los más mayores son muchas veces los que mejor juegan; y hay otros tantos que llegan a jugar en más de una competición. El objetivo es que se disfrute y también se compita», explica Iban Mulas, quien junto a otros cuatro trabajadores organiza las 4.000 piezas convertidas en un puzzle ejemplar.
«Cada año hemos avanzado un pasito más. De las dos ligas en fútbol sala con las que empezamos a lo que hay ahora han pasado 12 años y muchas horas de trabajo. Llegamos a los 60 árbitros actualmente, a los que también formamos nosotros, los coordinadores. Me acuerdo que al principio me quedaba en casa todo el fin de semana todos los fines de semana para meter los partidos en directo y que los jugadores y equipos pudieran verlo según terminaran. Estaba yo solo. Empezó siendo mi hobby, ahora me ocupa más de una jornada laboral», cuenta.
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¿Y cómo nace? «De un déficit, de una necesidad. Yo era futbolista aficionado y creía que había muchas cosas que se podían mejorar. Así que me informé y tomé la iniciativa de crear una liga provincial de fútbol sala. De los 21 equipos de entonces a los 200 de ahora, con todas las competiciones que hemos conseguido sacar. De verdad que hay muchas horas detrás», señala.
¿Cuánto de orgulloso está? «Mucho. Para mi es como un niño, como mi familia. No era el objetivo llegar a esto, solo que el fútbol sala estuviera más representado. Para mí ver lo que se ha creado es increíble», responde.
De jugar en la liga de Salamanca amateur, un futbolista tiene la posibilidad de ser elegido para la Selección local, la regional e incluso la Selección española, como el caso de David Gallego, que disputará un Campeonato Mundial en Azerbaijan. Igualmente y como club, es posible llegar hasta un Campeonato de España.
Sin embargo, ese no es el objetivo. Como señala Óscar, integrante de uno de los equipos de la liga desde 2018, lo importante es el juntarse con amigos, hacer deporte e irse al tercer tiempo. Capitán y delegado de los Anthropoid, acaba de preparar la cena a sus hijos y se ha ido corriendo a jugar el partido de la jornada que forma parte de su tiempo libre.
«Es una reunión con amigos, en la que venimos a disfrutar, a pasarlo bien y a jugar al fútbol. Muchos somos aficionados que no podemos jugar en otro sitio, por mi edad, por ejemplo. Gracias a ellos, es una manera de poder jugar. Estuve mucho tiempo sin poder hacerlo y esta es una manera de mantenerte enganchado al fútbol, siempre tienes ese gusanillo. Venir me aporta tranquilidad, me siento activo, útil... Llego del trabajo, me quito la ropa corriendo, dejo preparada la cena a mis hijo y a jugar», relata Óscar.
Reconoce que les «gusta ganar», pero que en el fondo y pese a que a veces suben y otras bajan de categoría, lo más importante es «ir al tercer tiempo». Este rato se lleva a cabo en uno de sus patrocinadores, dos bares, además de una panadería en Vecinos, que les ayudan a pagar las equipaciones, las licencias o las sanciones, pero que siempre salen ganando con la cantidad de encuentros que realizan en cada uno de ellos.
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